De la Magdalena a Japón
(audio)
Una llamada le devolvió a Irma el alma al cuerpo, su hijo
al que buscó durante meses no estaba muerto…lo encontró y lo encontró dónde
menos esperaba….
Con la llamada doña Irma, que había buscado a su hijo
entre vivos y muertos durante meses, se enteró que haberle dado permiso para irse con unos
amigos a Puerto Vallarta terminó en Japón
Sin tener idea clara de lo que pasaba, Irma se enteró que
su hijo Víctor se había convertido en un eslabón de la delincuencia organizada
al ser usado como “burrero o mula” para llevar droga, que tragó en capsulas
hasta ‘el país del sol naciente”. Según la señora Irma su hijo de 19 años
siempre fue un buen muchacho que combina los estudios en la prepa con su
trabajo en una tienda.
Datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores revelan que 36 mil
mexicanos están presos en el extranjero la mayor parte de ellos por delitos contra la salud,
sólo en Estados Unidos son 35 mil los mexicanos encarcelados de ellos 4 mil 600
por tráfico de drogas. En España hay
143 mexicanos presos. El resto de
connacionales detenidos se encuentra en país tan lejanos como Egipto,
China, Malacia, Turquía, Grecia, Nueva Zelanda y Japón donde en una prisión del departamento de Chiba, cercano a Tokio, se encuentra
purgando una sentencia de 6 años de prisión Víctor, un joven que salió de las
terregosas calles de la Magdalena en Zapopan con la promesa de 30 mil pesos y
ropa a cambio de la travesía. Para la madre de Víctor fue la ambición y la
inexperiencia lo que llevaron a su hijo a terminar en una cárcel al otro lado
del mundo
Se denomina burrero a la persona que es contratada u
obligada a introducir droga a un país
utilizando en muchos casos su propio cuerpo como recipiente.
El jefe del departamento
de derecho de la universidad de Guadalajara, Dante Haro, explica que los grupos
de la delincuencia organizada aprovechan la necesidad económica de las personas
para engancharlos como “burreros’
Luego de enterarse de
que su hijo esta preso en Japón, a más de 11
mil 500 kilómetros de su casa en la Magdalena en Zapopan, la señora Irma tuvo
sentimientos encontrados por un lado la felicidad de saber que estaba vivo y
por otro la frustración de saber que su sueldo como asistenta en una secundaria,
no le alcanzaría para pagar un boleto de avión
Irma encontró en Nazaret Rodríguez, una maestra que trabaja en
la misma escuela donde ella hace la
limpieza, una especie hada madrina, la
profesora a través de un mensaje en su
muro de Facebook difundió el caso y logró por medio de “una coperacha’ entre
sus contactos, juntar el dinero para que viajara hasta el lejano oriente.
Emocionada la señora Irma cuenta que este fue su primer viaje y la primera vez
que subía a un avión pero también fue la primera vez que veía a su hijo tras
las rejas
La odisea de Irma en
Tokio duro 18 días, relata que en el rencuentro con su hijo Víctor no hubo
regaños, ni reproches
Durante su estancia en
Japón Irma recibió el apoyo de la embajada, personal diplomático la orientó y
la llevó a la prisión donde se encuentra su hijo. Claudia Fregoso, jefa del
área de protección de mexicanos en el exterior en la delegación Jalisco de la
Secretaría de Relaciones Exteriores, explica en casos como los de Irma el papel
de la cancillería es convertirse en el enlace entre la familia y la persona
presa en el extranjero
La funcionaria de la
Secretaría de Relaciones exteriores señala que existe la posibilidad de que un
connacional preso en el extranjero pueda
solicitar su traslado a México, sin embargo
Irma rechazó la propuesta pues considera que las cárceles del país son
peligrosas y terminarían convirtiendo a su hijo en delincuente profesional
Según cifras oficiales
la sobrepoblación en cárceles de Jalisco supera el 71%. Analizando la situación
de su hijo, Irma concluye que fue la falta de oportunidades las que llevaron a
Víctor a cometer este el error que lo llevó a una cárcel de Japón
Luego de regresar de
Japón, Irma se comunica con Víctor vía carta, le escribe cada quince días;
enviar cada misiva le cuesta 50 pesos y tarda hasta un mes en llegar. Víctor le
cuenta a su madre que trabaja en un taller de armado de autopartes, que en las
tardes estudia inglés y japonés. En la prisión hay disciplina pero no malos
tratos y lo único que no le gusta es la
comida. Dice Irma que no quiere pensar en el día en que Víctor salga de la
cárcel y regrese a casa, no cuenta los días sólo espera que llegue.